La guerra de Rusia contra Ucrania provocó una importante perturbación en los precios de la energía y de los alimentos, que persistirá por años, advirtió el Banco Mundial (BM).
En su informe reciente Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos), aseguró que el conflicto armado alteró los patrones mundiales del comercio, producción y consumo, cuyos precios se mantendrán hasta finales de 2024.
Desde la crisis petrolera en 1973, los precios de la energía han alcanzado picos históricos, aunado a un incremento sin precedente de los productos básicos alimentarios, de los cuales Ucrania y Rusia son productores.
Indermit Gill, vicepresidente de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Banco Mundial, aseguró que “la crisis se ve agravada por el aumento de las restricciones al comercio de alimentos, combustibles y fertilizantes“.
Señaló que “estos acontecimientos han comenzado a agitar el fantasma de la estanflación. Los responsables de formular políticas deben aprovechar todas las oportunidades para elevar el crecimiento económico en sus países y evitar tomar medidas que causen daños a la economía mundial”.
Antes del 2022, los precios de la energía alcanzarán más del 50%, con mejorías en 2023 y 2024.
Debido a las alteraciones en el comercio y la producción relacionadas con la guerra, se espera que el precio del petróleo crudo Brent ascienda, en promedio, a los USD 100 el barril en 2022 —el nivel más alto desde 2013—, lo que representa un aumento de más del 40 % en comparación con 2021. Se prevé que este valor se moderará hasta llegar a los USD 92 en 2023, aún muy por encima del promedio quinquenal de USD 60 el barril.