Las variantes de covid-19 y la guerra de Rusia contra Ucrania, trastocaron aún más las economías del mundo, provocando divergencias entre los países más ricos con aquellos menos desarrollados, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo en un discurso reciente en Washington, que “nos encontramos frente a una crisis encima de otra”.
Las consecuencias económicas del conflicto ruso-ucraniano, se expanden con más rapidez por el mundo, afectando a los segmentos más vulnerables de la población.
“Cientos de millones de familias ya estaban luchando con un bajo nivel de ingresos y con el encarecimiento de la energía y los alimentos. La guerra ha agravado mucho su situación y amenaza con profundizar la desigualdad”, manifestó la portavoz del FMI.
En términos económicos, el crecimiento se contrae, pero la inflación se expande. “Estas dos crisis —pandemia y guerra— y nuestra capacidad para enfrentarlas se ven complicadas por otro riesgo creciente: la fragmentación de la economía mundial en bloques geopolíticos, con diferentes normas comerciales y tecnológicas, sistemas de pagos y monedas de reserva”.
El FMI aseguró que ese cambio generaría “penosos costos de ajustes. Las cadenas de suministro, la I+D y las redes de producción se quebrarían y sería necesario reconstruirlas. Los países y las personas pobres sufrirán lo peor de estas dislocaciones”.
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El pronóstico mundial fue recortado en enero a 4,4% para el 2022, pero las perspectivas han empeorado.
“La inflación, el endurecimiento de las condiciones financieras y los extensos confinamientos que ha instituido con frecuencia China, y que han creado cuellos de botella en las cadenas de suministro internacionales, también están lastrando la actividad”, puntualizó el FMI.
El impacto de la guerra contribuirá a recortar los pronósticos de 143 economías este año, que representan 86% del PIB mundial.