La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aseguró este 1 de diciembre que la recuperación global se mantiene, aunque su «impulso se ha moderado» y el desequilibrio es cada vez más recurrente.
En su informe sobre las últimas Perspectivas Económicas de la OCDE, el organismos aseguró que la no vacunación oportuna y rápida contra el coronavirus está «siendo costosa».
Alertó sobre la incertidumbre existentes ante la aparición de nuevas cepas del coronavirus.
«La producción en la mayoría de los países de la OCDE ha superado ahora el nivel alcanzado a fines de 2019 y está volviendo gradualmente al camino esperado antes de la pandemia. Sin embargo, las economías de bajos ingresos, particularmente aquellas donde las tasas de vacunación contra COVID-19 aún son bajas, corren el riesgo de quedarse atrás», indica la nota de prensa.
La OCDE estima una expansión global de la economía en un 5,6% este año y de un 4,5% en 2022, antes de volver a establecerse en 3.2% en 2023, cerca de las tasas observadas antes de la pandemia.
El fuerte repunte de la actividad observado a principios de este año está perdiendo impulso en muchas economías avanzadas, explicó la OCDE
Un aumento en la demanda de bienes desde la reapertura de las economías y la falta de suministro para mantener el ritmo han generado cuellos de botella en las cadenas de producción.
La escasez de mano de obra, los cierres relacionados con la pandemia, el aumento de los precios de la energía y las materias primas y la escasez de algunos materiales clave están frenando el crecimiento y aumentando las presiones de costes.
La inflación ha aumentado significativamente en algunas regiones, al comienzo de esta fase de recuperación.
Los desequilibrios en el mundo
Además de las presiones sobre los costos de los cuellos de botella de la oferta de fabricación y los aumentos de los precios de los alimentos, los desequilibrios en el mercado de la energía son un factor clave que impulsa la inflación en todas las economías.
Los precios del gas han aumentado considerablemente, especialmente en Europa, y los riesgos son altos, con niveles de almacenamiento alrededor de un 28% más bajos de lo que serían normalmente en esta época del año.
Los crecientes costos de los alimentos y la energía son los que inevitablemente afectan más a los hogares de bajos ingresos.
Las presiones inflacionarias están resultando más fuertes y persistentes de lo esperado hace unos meses. Ahora se proyecta que la inflación de los precios al consumidor en la OCDE comenzará a disminuir en 2022, antes de moderarse a medida que se alivien los cuellos de botella clave, se expanda la capacidad, más personas regresen a la fuerza laboral y se reequilibren la demanda.
La Perspectiva subraya el riesgo de que las continuas interrupciones del suministro, quizás asociadas con nuevas oleadas de infecciones por COVID-19, puedan resultar en una presión inflacionaria más prolongada y más alta.
Otro riesgo, expuesto por el surgimiento de la variante ómicron en los últimos días, es un empeoramiento de la situación de salud debido al covid-19 que genera mayores restricciones que pondrían en peligro la recuperación.
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Mantener una recuperación fuerte
El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, indicó junto al economista jefe Laurence Boone, que «el fuerte repunte que hemos visto se está suavizando y los cuellos de botella de la oferta, el aumento de la inflación y el impacto continuo de la pandemia están nublando el horizonte».
En su criterio, «los riesgos e incertidumbres son grandes, como se ve con la aparición de la variante ómicron, agravando los desequilibrios y amenazando la recuperación. Mantener la recuperación fuerte y encaminada implicará abordar una serie de desequilibrios, pero sobre todo significará gestionar la crisis sanitaria mediante una mejor coordinación internacional, mejorando los sistemas de salud y aumentando masivamente los programas de vacunación en todo el mundo».