Ben van Beurden, director ejecutivo, aseguró que “somos muy conscientes de que nuestra decisión de la semana pasada de comprar un cargamento de petróleo crudo ruso para refinarlo en productos como gasolina y diésel, a pesar de haberlo hecho pensando en la seguridad de los suministros, no fue la correcta y lo sentimos”.
La compañía adquirió crudo del Kremlin al comerciante suizo Trafigura desde los puertos del Báltico, a través de la ventana de carga de S&P Global Platts, informó Reuters. La compra se ejecutó a un mínimo de menos 28,5 dólares.
Shell se unió a las medidas tomadas por Occidente y la Unión Europea en contra de la guerra rusa. Hace días anunció que abandona sus operaciones en la planta GNL Sakhalin 2, donde tenía una participación de un 27,5% y es liderada por grupo de gas ruso Gazprom.
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“Las amenazas actuales de detener los flujos de oleoductos a Europa ilustran aún más las decisiones difíciles y las posibles consecuencias que enfrentamos al intentar hacer esto”, dijo Van Beurden.