Joaquín Ortega.
La enemistad entre millonarios es tan natural como la que puede haber entre dos pobres de solemnidad. Tal vez la diferencia estribe en el escándalo que hagan y en el alcance del altercado. Siendo que los medios de comunicación se alimentan tanto del show interno como del externo, al comprar Twitter esto indudablemente pasaría.
Bezos acusa a Musk de Pro China
Jeff Bezos (toda vez se supo que Elon Musk estaba interesado en comprar una parte accionaria de la plataforma de Microblogging) inició una especie de explicación a base de segundas o terceras intenciones. Muy discretamente dejó entrever en sus comentarios que Elon Musk era parte de una especie de proyecto chino de compra soterrada de la compañía. Todo esto con el interés de hacerle lobby o al menos ocultar el proyecto de expansión geopolítico del gigante asiático.
Musk entre masones y extraterrestres
En paralelo se dispararon las tesis conspiracionistas, que no por parecer exageradas disten de una potencial verdad a contrastarse en el futuro. Entre ellas encontramos la especie de que ha sido Donald Trump, por medio de Musk el comprador de la tajada de Twitter. Otra historia reza que Musk al ser surafricano responde al proyecto expansionistas iniciado en el Reino Unido, llevado a la entonces Rodhesia y de allí al conglomerado post nazi, basado en la especie de que los países que pretendía potenciar la Alemania de Hitler (una vez ganada la guerra contra los aliados) eran nada más y nada menos que los actuales BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica).
Asimismo, una historia también con ribetes de conspiracionismo clásico es la que se teja a partir de un tweet de Musk, en donde la carga contra la masonería mundial como una especie de fraternidad, por decir lo menos: “buena para nada”. Por otro lado, en la onda de los que confunden sarcasmo con realidad, se llegó a la fase de buscar tweets viejos de Musk en donde (en claro tono de sorna) dice que “las pirámides las construyeron los extraterrestres”.
Desde el año 2010 Elon Musk es un troll y una celebridad dada a aparecer en TV o cine; recordemos su presencia en The Big Bang Theory o en Iron Man. La más reciente y rupturista para variar de las tesis de la existencia en el planeta tierra (y de los planes ocultos de sus empresas) la ofrece Luis Carlos Campos en su portal y canal de primicias “contraperiodismomatrix.com” Allí, expresa que Elon Musk no es más que un nuevo científico prestado al espionaje y para colmo con el ADN de Pol Pot, puesto que su parecido físico se presta para la comparación y el posterior ejercicio de la sospecha.
Recortando y pegando argumentos
Mucho de lo que está encontrando actualmente como supuestamente nuevo alrededor de ésta diatriba entre empresarios ya le hemos visto en libros y películas. Por ejemplo, Confessions of a dangerous mind (libro originalde Chuck Barris del año 1984, a la sazón creativo audiovisual y según él mismo agente de inteligencia y asesino a sueldo de la CIA) A su vez, grandes temas de ésta personalidad de la TV de concursos los extiende y profundiza William Blum en su libro Killing Hope de 1995, refiriéndose a programas de crianza de niños genios espía, que para nada se separan de la tradición literaria contemporánea de programación mental o robotización de seres humanos, con el fin de ser máquinas de matar u ofrecer favores sexuales.
Todos contra Elon
Lo que simplemente pudiera entenderse como un peligro racional y manejable de potencial abuso de poder al tener el control accionario, ya se ha vuelto una cruzada grandilocuente de abajo firmantes internacionales que, para colmo de males terminan siendo agentes de una cruzada globalista, que sí pone en entredicho el origen de sus fortunas y el manejo ético de sus vidas frente al escrutinio público más silvestre.
@ortegabrothers
