“Belfast” es el coming of age de Kenneth Branagh, un clásico melodrama crepuscular y nostálgico de vivir en condiciones adversas y aprender lecciones, bajo el contexto de la guerra civil en Irlanda.
Filme lleno de tópicos, pero correctamente rodado e interpretado.
Una película varias veces vista y producida.
Lo mejor es su replanteamiento del cine de John Ford, el casting y las actuaciones.
Lo peor radica en su reforzamiento de unos estereotipos y conflictos que lucen estancados en la cinta, con su chatura televisiva qualité.
Prefiero “Tragedy of Macbeth”, si hablamos de cine en blanco y negro.
La academia sigue votando por las películas más retros y predecibles del cine británico, un aliado industrial.
La verdad es que así opacan y ocultan que existe una generación de relevo que cuenta historias de mayor actualidad y desparpajo.
La típica impostura de reconstruir la pobreza y la crisis con un sistema de estrellas que siente nostalgia por el gueto. Pero que ya no lo es. No en balde, Kenneth Branagh debe estrenarla en simultáneo con otra que menos recordaremos después de un mes, “Muerte en el Nilo”, que es un remake deluxe que nadie pidió y que la crítica masacra a placer.
De los dos, quédense con “Belfast”.
Sin embargo, no olviden que comparten el problema de aferrarse al pasado para no crecer.