Piensa en un hipertexto con diez links, al menos, como un metaverso en 3D. Así es “Red”, la nueva película de Pixar, intensamente debatida en la red social.
Nosotros pasamos de su condena, inflada y pinchada por bots, para crear una riña artificial, con el fin de mantenernos atados a la red bipolar de Twitter.
Por ello, te damos diez razones para justificar con nosotros, tu amor por la mejor película animada del 2022, hasta la fecha.
- Red de Mentiras.
Convengamos algo. Todo lo escrito contra la movie, son una sarta de pamplinas: “no me identifico con una historia tan localista”, “Pixar dejó de ser relevante” y “no me interesa el tema de la menstruación”. Por supuesto, no puede faltar la queja machista y mainsplaining, inducida por el algoritmo, que desea llamar la atención y hacer “clickbait”, incentivando un clima negativo de cancelación y cacería de brujas. Puros argumentos superficiales que no van al fondo del asunto, que secuestran a la crítica dentro de los parámetros de un análisis de contenidos binarios. Lo peor es que tienen su público, bajan línea, y confunden a más de un inocente que les cree su lectura manipulada, parcializada, tóxica.
- Red como un color de múltiples interpretaciones.
La primera virtud audiovisual del filme, no necesita de mayor traducción, es evidente a los ojos de cualquiera. Pero tampoco nos pasemos de listos, porque no llegamos a descubrirla y detectarla en el teaser, a diferencia del juego predecible de “Spiderman”. En el tráiler, la película iba de una niña que se transformaba en un panda rojo y que tenía que ocultar su identidad enclosetada al mundo. En el metraje conciso de hora y media, sin estiramiento forzado de serie, la trama gana una capa adicional, al funcionar como cuento de hadas que encubre una moraleja sobre la pubertad y su manejo reprimido en una familia de clase media. Un calvario que sí, solo sufren ellas, las chicas, y que el cine como arte diverso, tiene todo el derecho de elaborar como le guste. Si te sientes amenazado por ello, es tu problema, no del cine que lleva más de un siglo, estudiando antropológicamente la evolución del ser humano.
- Red viral.
Entre el bosque espeso de dimes y diretes, que se inserta e instala en los foros autoritarios de la web, el espectador se pierde la oportunidad de reflexionar por sí mismo y disfrutar del placer de encontrar su propia interpretación de la pieza de arte, que lo es. Las aplicaciones del medio han querido suplir el acto del ejercicio intelectual, diseñando controversias sesgadas que resultan fáciles de empaquetar en línea. Pero qué tal si le restamos influencia y poder a un sistema, a una Matrix, que procura encerrarnos en cajitas de debates. En tal sentido, hay cuestiones que se olvidan y que hay que reivindicar en la película. Una de ellas, me fascinó. Te la explico a continuación.
- Red social.
Mi teoría es que “Red”, desde el título poético y polisémico, nos propone una metáfora de nuestra doble vida en la red social. Por un lado, como la niña protagonista, somos y nos comportamos como chicos, acomplejados y moldeados por las exigencias de la tribu que supuestamente elegimos. Queremos mostrarnos seguros, exitosos en la escuela, infalibles y perfectos desde la casa-trabajo, hasta los salones con sus pruebas. Es la presión loca que nos montamos, lo que llaman esclavitud por entusiasmo, servidumbre voluntaria, y que nos suele dejar quemados. Por el otro, la película se la juega por la ruptura de dicha interfaz, de Instagram, como de control y autorepresión. De tal modo, vuelve la teoría del retorno de lo reprimido en nuestras masas deprimidas que necesitan recuperar la emoción de vivir. Es lo que hace mágicamente “Red”, al invitarnos a romper con nuestros atavismos, a ser auténticos y darle chance a la liberación de nuestra bestia interior, lo cual no es otra cosa, que una actualización Pixar del psicoanálisis y de las ideas de Freud, para curar en salud mental a los pacientes del milenio.
- Red familiar.
Qué decir de la mamá problemática que no permite el crecimiento de la hija. Es claro, un argumento de manual que recibe tratamiento desde las visiones arquetipales de los griegos, pasando por el mismo cine de la factoría Disney con títulos matriarcales como “Valiente” y “Maléfica”. Ahí reside un telón de Aquiles para el largometraje, uno de sus definitivos puntos estereotipados, que de pronto se revisan con dignidad, porque si algo tiene la directora, a diferencia de sus haters, es sentido del humor negro, para perfilar una sátira indiscreta del matriarcado chino y global, en fase de corsé neovictoriano y feudal, que logra desarmarse gracias al afecto y la resiliencia que rima con la sororidad de nuestros días. Me encanta más que Encanto, si les confieso.



- Red estética.
En lugar de estancarse como la competencia, Pixar refrenda su condición de estudio siempre a la vanguardia, plasmando una fantasía melodramática y tragicómica, que se anima en la reinvención de los paradigmas clásicos de la compañía. Por ende, los dibujos se inspiran en fuentes concretas de la escuela asiática, adoptando los cánones de la contracultura japonesa. Por tanto, es cierto, como afirma Alexandra Possidente, que “Red” bebe de la corriente alterna de “Aggretsuko”, con sus paradojas salvajes, que retratan el choque de una sociedad normativa y disciplinaria con el intento individual por exorcizar los demonios internos que contiene la familia y la ciudad. Así “Red” es un logro estético que se monta como un generador de memes disruptivos, que inconscientemente dinamitan nuestro inconsciente. De ahí la relación con el lenguaje de los emojis y las siluetas que ofrecen una versión “infantil” del instituto de “Euphoria”. La Rue de “Red” goza de la amistad, se calma pensando en sus panas, y también está ansiosa por su adicción a la droga, a la dopamina de ser el centro de la atención. Como Zendaya, tendrá que madurar, domesticar a su bestia sin matarla, y aprender a vivir una existencia más Zen en un espacio místico como del poeta de la naturaleza, Miyazaki. Una película de Pixar que es un homenaje, de desenfreno Tik Tok, a Gibli.
“Red” recobra la genuina ocurrencia y gracia que tienen las obras maestras de Pixar. Con formas que no se agotan en una animación conservadora y plana en su realismo, sino en texturas dislocadas y desaforadas del arte kawaii. Precisamente Bestiales en su ternura!
- Red secreta.
Qué pinta el papá. Es un hombre gris, un marido también autoreprimido, que enterró a su bestia de la felicidad en el sótano. Gracias al gesto de relevo de su hija, el papá se sanará, saldrá de su armario formal y nosotros con él.
- Red versus Disney.
En un sentido literal, la película habla de la represión de Disney contra Pixar y de cómo liberarse del yugo de una compañía aliada, maternal, pero al mismo tiempo castradora. La mamá y la abuela son como Disney ante una hija que quiere emanciparse, como Pixar, cortando el cordón umbilical. Por eso, Disney ha respondido de manera represora, evitando que la película salga en una temporada que le permite competir en el Oscar, encerrándola en el contenedor de streaming. De haberse estrenado en diciembre en salas, “Encanto” no figuraría como favorita para arrasar en los premios de la academia. “Red” sería la candidata para dar el batacazo.
- Red musical.
El experto en música asiática, Sam Salazar, nos señala las herencias de la película, respecto al fenómeno de las “boy bands” asiáticas, como “BTS”. De igual modo lo ha hecho el colega, Simón Villamizar, alias “bestia”. Recomiendo leerlos.
- Red de empoderamiento femenino.
Por último, “Red” nos replantea el argumento de “La Bella y la Bestia”, encapsulando su dilema en el cuerpo de una niña del barrio chino de Toronto. Una historia que por ser tan localizada, resulta siendo universal, tanto que la entendemos y reivindicamos en Caracas. Véanla con el documental “Abraza el panda”, acerca del proceso creativo del filme, a cargo de un grupo de genias.
Las chicas han decidido tomar las riendas de Pixar, sin necesidad de padrinos abusones como Lasserter, a quien proponen superar como etapa en el equipo. No es un caso aislado. O una ola que amenaza con aplastarnos, como se ha querido perfilar en ciertos foros alarmistas.
Es una tendencia en alza que debemos gozar y abrazar, porque por mucho tiempo se mantuvo reprimida y apartada. Hoy regresa con fuerza y compagina con el ánimo de la Palma de Oro de Cannes, “Titane”, por citar un ejemplo, o con la favorita del Oscar, “El Poder del Perro”, obras maestras de la mutación, la transgenericidad y el devenir fluido.
En Pixar han creado “El Poder del Panda”. Y me lo estoy disfrutando, porque es cine con ovarios, hecho con empatía. De nuevo, si te picas, es asunto tuyo. Ahí tienes “Batman”, “Belfast”, “Ambulancia”, “Pacemaker”, “El Libro de Bobba Fet” y “Dune”, para que veas que la cartelera todavía ofrece mercado para vos.
Deja, al menos, que la conversación que tenemos sobre “Red”, equilibre un poco la balanza.