Jackeline Da Rocha.
La última película de Leonardo Di Caprio junto con Jennifer Lawrence es una decepcionante metáfora para aquello que no quieren que veamos. Enfocada en el ámbito político y mediático, el transcurso de la trama nos muestra cómo son rechazadas y manipuladas aquellas personas que no conocen las complejidades de estos mundos burocráticos.
Además de DiCaprio, Lawrence y Streep, están Jonah Hill, Timothée Chalamet, Ariana Grande, Chris Evans, Kid Cudi, Cate Blanchett, Himesh Patel, Matthew Perry, Tyler Perry y Ron Perlman. Fue dirigida por Adam McKay (Vice, The Big Short).
En su papel de eruditos de matemática y astronomía, Di Caprio y Lawrence encaran una pared de negación de parte de la presidencia de Estados Unidos sobre un tema agravante: la inminente destrucción del planeta Tierra. Kate Dibiasky (Lawrence) ha encontrado en su investigación que un cometa de tamaño considerable se dirige directamente hacia nosotros y su impacto sería no solamente brutal sino mortal. La Presidenta Orlean (Meryl Streep) se ríe de la urgencia con la que los científicos reclaman que la información se haga pública.
“No puedes andar diciéndole a la gente que hay un cien por ciento de posibilidades de que mueran. Es una locura”.
Emulando a Donald Trump, la Presidenta opta por barrer la noticia debajo de la alfombra para sacarla a la luz en un momento que le convenga más. No se atendió inmediatamente puesto que hubiese impactado las elecciones que estaban demasiado próximas. Por esto, Mindy (Di Caprio) y Dibiasky deciden publicar el hecho ellos mismos. La respuesta que reciben del público no es exactamente la esperada: reciben burlas, reciben acusaciones de falsedad y culpa, mucha gente no los toma en serio. En la era de mayor acceso a la información de toda la historia de la humanidad el propósito ya no es la verdad.
La campaña en contra de la ciencia que demuestra el peligro es llamada Don’t Look Up. Muy parecido al conocido MAGA, la gente que lo defiende prefiere acceder a medios informativos “alternativos” y en muchos casos, violencia.
Llega el punto en el cual el cometa es realmente visible y el gobierno no puede seguir negándolo. Es entonces cuando se pone en acción un plan para hacerlo explotar en pedazos pequeños y controlables. Pero este plan se ve frustrado por la innovadora idea de un millonario que, por sus generosas donaciones, tiene bastante influencia en los oficiales gubernamentales (lo que los americanos llaman lobbying).
Un excéntrico multimillonario que parece la combinación de Jeff Bezos, Steve Jobs y Elon Musk decide que sí hay que explotar…. los recursos minerales del cometa para su propia ganancia financiera. Poco importa lo que diga el pueblo, mucho menos si la mitad de él está decidido a no mirar al cielo ni siquiera. Probablemente piensen: si no existe, no puede lastimarnos.
Me parece que la obra ilustra muchas verdades oscuras: existe una gran impotencia del resto del mundo sobre las decisiones que toma Estados Unidos de forma egoísta, asimismo el pueblo que confía en sus oficiales elegidos para que ellos aboguen por su propia agenda, y finalmente; estamos inclinados a ver, leer y entender lo que queremos, y nada más.
