martes, marzo 21, 2023
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    El error de condenar a “The Whale” por “gordofóbica”

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    Era de esperarse. Tras el estreno de “The Whale” en el continente, varios influencers han arremetido contra la película de Brendan Fraser, al satanizarla por “gordofóbica” y manipuladora.

    No ha sido una crítica que proponga un diálogo con el filme del director, sino una que solo busca centrarse en un contenido, aislarlo, y utilizarlo para denostar un trabajo audiovisual, obviando otras consideraciones estéticas y morales, implícitas en cualquier largometraje, más cuando se trata de una obra de un autor importante, como Darren Aronosfky.

    El film, por fortuna, podrá verse en Venezuela, muy pronto en salas.

    Pero las redes sociales en su guerra permanente contra el cine, han decidido instrumentar a “La Ballena” como el chivo expiatorio de la semana.  

    Por lo pronto, me reservo mi crítica de la cinta, para cuando llegue a nuestro país.

    Sin embargo, quisiera aprovechar el momento, a fin de proponer una conversación sobre un mal que aqueja a la nueva crítica que existe en Tik Tok, y que puebla hilos de Twitter como foros tóxicos de Reddit.

    Primero, debo advertir que lo que circula como crítica en Tik Tok, no lo es del todo, porque glorifica semejantes imposturas odiosas, desde la unidimensionalidad, el dogmatismo, la polarización, el maniqueísmo, instaurando prejuicios y formas sesgadas de pensamiento, en dilemas cerrados que alientan pensamientos y argumentaciones falaces, en blanco y negro.

    De ahí que el algoritmo y la inteligencia artificial, manipulen los debates que se instalan sobre los estrenos y lanzamientos, al encasillarlos en temas sensibles, fáciles de explotar en discusiones que radicalizan a sus audiencias.

    Por tanto, las personas caen por inocentes, tienden a ser agrupadas en manadas y barras bravas, alrededor de memes y temas simples, que limitan la interpretación de las películas en su contexto, llevándolas por el carril de cuestiones que son típicas y tópicas del victimismo contemporáneo: el sentirse ofendido, el generar una cascada de indignación, el acusar sin piedad, y por último, sellar un paredón digital que conduce al callejón sin salida de la cancelación, la censura moral, la lista negra y el macartismo.

    Desde antes y después de la llegada de Elon Musk, no es casual que Twitter estimule, junto con Facebook y ahora Tik Tok, un tipo de reseña sensacionalista de clickbait, donde las producciones artísticas del cine, se descalifican binariamente, según criterios reactivos y tóxicos, animados por la emocionalidad y el personalismo, de un storytelling que se imagina la última moda del pensamiento.

    Por ejemplo, algo como “yo desde, mi lugar enunciativo, proclamo el veto de Babylon por sexista”.

    Es así como ha surgido una crítica de la posverdad, que precozmente predice el fiasco económico de “Avatar 2”, para llamar la atención y partir en dos a la comunidad de fanáticos.

    ¿En realidad fue una bancarrota la secuela de James Cameron?

    Hoy se ubica en el tercer lugar del récord mundial, de todos los tiempos.

    Pero en Twitter y Tik Tok, nada se nos informa al respecto, nada se corrige o menos se publica un desmentido de la historia que premió la red social, aguijoneando el fracaso de su competencia en el mercado.

    De tal modo, las redes que son un medio de comunicación, han provocado el empobrecimiento de la crítica, al encasillarla y usarla como punta de lanza de su proyecto de reduccionismo intelectual, con el propósito de segmentar nichos en burbujas ideológicas, en las que cada quien se ubica, ignorando al resto o al bando contrario.

    Por tal motivo, asistimos a un fenómeno de atomización, segregación y competencia feroz en el mundo de la crítica, en el que se instaura un clima de sospecha, de fiscalización permanente, de duda y de chisme insidioso.

    Así que “The Whale” ha sido una excusa perfecta, de última hora, para ponernos a pelear, sobre la pertinencia o no de la “gordofobia”.

    Menos mal que hay respuesta de críticos serios, de colegas que no se dejan arropar por tales circunstancias, que hacen el trabajo de ver y considerar los filmes en sus entornos complejos, a efecto de ponderarlos y evaluarlos como corresponde, con sus pros y contras.

    En consecuencia, solo me queda invitarlos a que esperen por “La Ballena” con calma, que la disfruten en una sala oscura, de ser posible, y que la analicen con la pasión y el amor con que fue elaborada.

    Ojalá Brandan Fraser, que está viviendo su retorno dorado, no sea opacado en la temporada de premios, por una evidente campaña sucia que pretende minimizar su esfuerzo reivindicativo.

    Con 26 años en el negocio, invito siempre a que hagan su propia lectura, eludiendo las presiones de los contenedores y los porcentajes.

    Es la única manera de combatir a la Matrix y de refrendar la libre expresión con independencia, con autonomía.  

    El error de condenar a “The Whale” por “gordofóbica” 4
    Sergio Monsalve
    Director Editorial Observador Latino. Comunicador social. Presidente del Círculo de Críticos de CCS. Columnista en El Nacional y Perro Blanco. Documentalista, docente, productor y guionista.

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