Lo ocurrido en el Tepuy Kusari constituye la punta del iceberg de una política de estado, donde se profanan los lugares sagrados de la conservación y la memoria, para alimentar una red de negocios opacos e ilegales, por su impacto en el ambiente. Al menos fue denunciado a tiempo.
Según El Nacional:
Jaime Garvett, de Primer Informe, reveló que Rafael Oliveros, presidente del Grupo La Marea y juramentado por Nicolás Maduro como miembro del Consejo Nacional de Economía en calidad de coordinador del “Motor Turístico” en 2016, organizó el festejo de sus 50 años de edad en la cima del Tepuy Kusari. Asistieron, entre otros, Osmel Sousa, Titina Penzini y la relacionista pública Aura Marina Hernández.
Por fortuna, existe todavía una reserva moral e intelectual en el país que no está dispuesta a aceptar que conviertan templos como La Gran Sabana en salones de festejos para celebraciones decadentes, frívolas y egocéntricas. Hay que resistirlo y evitar que se repita.
Twitter explotó de indignación por el caso.
Buscan normalizar la destrucción del patrimonio en el país. Por un lado, quieren imponer un paquete de turismo VIP en un Tepuy, para explotarlo con dinero de influencers. Por el otro, tumban una legendaria frutería, con el fin de instalarle un Traki.
Basta de tanta corrupción e impunidad.
Mucho de lo que pasa se explica por permitir que talentos sin probidad y conciencia, se conviertan en referentes y famosos.
Es necesario curar y filtrar mejor, para no elevar mitos con pies de barro.
