martes, marzo 21, 2023
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    Oscar 2023: una noche de rectificaciones y promesas para el futuro

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    Después de la debacle del año pasado, el Oscar vuelve a recuperar la brújula, en una ceremonia donde se pudo llegar al final, sin cuestiones extra cinematográficas que lamentar.

    Así que hoy, por fortuna, los haters del cine se tendrán que guardar o esconder, porque no hay cachetadas que instrumentar en su agenda de radicalización, con el propósito de opacar la evolución del séptimo arte.

    Por supuesto, que la academia se suicidó un poco el 2022, al designar una película inane que nadie recuerda, Coda, a no ser en una lista de los peores filmes de la historia del certamen.

    El veredicto del 2023, favorable a “Todo en Todas Partes” y “Sin Novedad en el frente”, ha logrado corregir el error de cálculo de la edición anterior, al apostar por el clasicismo de un largometraje antibélico en tiempos de guerra absurda, así como por el trabajo creativo de una generación de relevo que la academia suele reconocer, pasadas las décadas.

    De modo que los Daniels no tendrán que esperar como Lynch o Chaplin, a que les crezcan canas y los nietos, para que los celebren en una gala paralela de estatuillas honoríficas. O quedar como Kubrick, condenados a un ninguneo injusto.

    La Casa A24 consigue dominar el podio, como nunca antes en la historia, inaugurando una dinastía que quizás promete superar el vacío dejado por el fiasco Weinstein.

    De lo que se trata en la academia, por los momentos, es de intentar enfocarse en una supervivencia, que los mantenga en sintonía con los talentos ascendentes, quienes prefieren el Tik Tok y las series, para distraerse.

    Por ende, era cuestión de urgencia, consagrar caras frescas, aunque muchos académicos no terminen de entender o apreciar realmente de qué va “Todo en todas partes al mismo tiempo”.

    En el mismo sentido, se explica la elevación a los altares de Miss Sarah Polley, por “Ellas Hablan”, en guion adaptado. Algo que suena a cuota de los académicos, pero que su realizadora merece, desde hace más rato que los propios Daniels.

    Al mismo tiempo, fue una noche de equilibrio, de búsqueda de balance, entre el wokeismo más discutible y el conservadurismo de laurear a las estrellas que forjaron la industria, entre dejar de vacío a la incorrección política de Tár y sobrevalorar un poco el tema del pacificismo, a través del monólogo de All Quiet On The Western Front, pese a no obtener la ansiada presea de clausura, que le sigue siendo esquiva a Netflix.

    De las quejas de mi comunidad de críticos, he de ventilar que sienten preocupación por los índices de audiencia, por la irregularidad de la ceremonia en su ritmo, y sobre todo por lo predecible de la quiniela, debido a una extenuante temporada que la hace fácil de pronosticar.

    Los colegas y los espectadores aplaudimos a rabiar las victorias de Jamie Lee Curtis, Brendan Fraser y Ke Huy Quan, por tratarse de tributos a intérpretes que Hollywood olvidó, descartó, cesanteó. Su triunfo supone un ejercicio de rectificación que la Meca tiende a explotar a su favor, limpiando su imagen de verse como una corporación que segrega, devora y excluye a artistas, tras usarlos.

    El mensaje es que los actores así pueden tener su segunda oportunidad, redimiéndose como el protagonista de La Ballena.

    Más discusión y polarización generó el Oscar a Michelle Yeoh, por rodearse de una controversia inclusiva, que la campaña aupó estratégicamente en su favor. De cualquier manera, coincido en que es un premio justo, si consideramos el aporte histriónico en el contexto de un filme demandante que exige hasta tres papeles en uno.

    Ya Cate Blanchet tiene dos Oscar en casa, así que no es para tanto. Igual la amamos por su contribución en “Tár”.

    Merecieron más cariño “Elvis”, “Los Espíritus de la Isla” y “Fabelmans”. Unos clásicos que pasaron por debajo de la mesa.

    Ni hablar del caso de “Babylon”, la que es por mucho la película más odiada e incomprendida por la academia en el 2023. Es de Damien Chazelle, un nuevo maldito que permanece castigado y relegado, por sus cuestionamientos y oscuridades. Otro que como Tarantino ganará cualquier premio, menos el importante de la velada. Por lo pronto.

    Decir que Jimmy Kimmel hizo su trabajo en piloto automático, como un burócrata del humor, casi con la tranquilidad con que rutinariamente hace sus programas a diario. Nada del otro mundo, por cierto, pero mejor a que no haya nadie en tarima. Es un tipo muy hábil y diestro, se concentró en hilvanar un stand up que funcionara con remates, sin que la sangre llegue al río. Sirvió para estabilizar el Oscar, de cara a su futuro incierto del año pasado.

    Elizabeth Banks nos demostró que se puede ser graciosa y sexy, con cierta edad madura, presentando el premio de efectos especiales con un emplazamiento de productos de su comedia negra “Cocaine Bear”. Un momento friki de una noche que secretamente se armó, para dedicarle un elogio al eclecticismo más caótico y paródicamente multivérsico que encarnan los Daniels.

    En una década, “Todo en Todas partes” permanecerá con nosotros, a la forma de una “Parasite”, que expuso la crisis de los relatos, su virialización y contagio de las narrativas en línea, con sus problemas de identidad, familia, género y aturdimiento tecnológico.

    Una cinta que algo habla de nosotros, en nuestra distopía existencial, pasando de un guiño culto a un video tonto de Tik Tok, de una parodia a un drama tradicional, como si estuviésemos saltando de una aplicación a otra.

    En medio del scroll del Oscar 2023, pasamos del trauma de la guerra actual, Sin Novedad en el Frente, a la esperanza y la empatía de una síntesis de libertad posmoderna, Todo en todas partes.

    Me guardo la frase de Navalny desde prisión, al afirmar que “Debemos oponernos a los dictadores”, en referencia a su injusto encarcelamiento a manos de las tenazas de hierro de Putin.    

    Estamos en deuda con la democracia y sus mártires.

    Ha sido un gusto acompañarlos en otra temporada de premios.

    Oscar 2023: una noche de rectificaciones y promesas para el futuro 4
    Sergio Monsalve
    Director Editorial Observador Latino. Comunicador social. Presidente del Círculo de Críticos de CCS. Columnista en El Nacional y Perro Blanco. Documentalista, docente, productor y guionista.

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