Por Luis Romero.
Sheroanawe Hakihiiwe, artista nacido en Sheroana en 1971, en las cabeceras del río Orinoco en el Amazonas venezolano, ha trabajado pausada y silenciosamente desde la década de los 90.
Su obra nos permite adentrarnos desde su perspectiva al lugar donde reside, la selva amazónica. En ella se hacen eco su mirada, lo que respira, las costumbres, tradiciones y las preocupaciones del pueblo al que pertenece, los yanomamis.
En sus inicios, hacia el año 1991, Hakihiiwe –guiado por los conocimientos adquiridos de la artista mexicana Laura Anderson Barbata– elabora papeles artesanales con fibras nativas de la selva amazónica. Junto a ella funda el proyecto colectivo Yanomami Owe Mamotima, y por más de una década se dedica a la producción de papeles para el uso de la comunidad (cuadernos para escuela, libretas de anotaciones, tarjetas, etc…).
En ese tiempo editó junto a Laura Anderson B. y el colectivo Yanomami Owe Mamotima un par de libros, entre los que destacó especialmente Shapono, ejemplar que mereció el Premio Libro del Año (2000) del Centro Nacional del Libro en Venezuela.



A partir de 2001 comienza un largo periodo de trabajo, investigación y aislamiento, en el que el artista recopila los símbolos usados por su pueblo en la cestería y en la pintura corporal. Hakihiiwe reconoce en su madre su referente fundamental.
Ella se dedicó no solo a pintar sobre cuerpos y canastas, si no a alentar constantemente a Sheroanawe a continuar con un proyecto que a veces se le hacía utópico y poco conectado con la realidad de su contexto. Es así como la gran fuerza de su madre le anima a continuar con el proceso de aprendizaje y producción de papel.
En el año 2010, exhibió por primera vez Oni te phe komi, un conjunto de dibujos hechos sobre papel artesanal, bajo la curaduría de Luis Romero en la galería Oficina#1 en Caracas, Venezuela. Esta exposición recogió más de 30 obras realizadas sobre un hermoso papel de fibra de la palma amazónica de Chiqui. En la mayoría de las obras se apreciaba un conjunto de diseños dibujados en color rojo, que se repetían llenando el formato de manera ordenada, en líneas horizontales o verticales. En otras, el dibujo abarcaba toda la superficie como un solo símbolo.



Esta estrategia compositiva desarrollada por Sheroanawe, la de llenar el espacio o soporte con símbolos, tiene como referente la manera en que los yanomamis utilizan la pintura en sus soportes naturales: las cestas y los cuerpos. No obstante, su obra tiene un carácter muy propio, extrañamente distante y cercano a la vez al colectivo al que pertenece. Su obra está caracterizada por trazos finos, sintéticos y delicados plenos de sencillez y una hermosa pureza.



Para la Bienal de Venecia 2022: The Dream of Milk, Sheroanawe Hakihiiwe presenta 12 monotipos en gran formato, hechos sobre papeles artesanales de fibra de morera. Esta técnica de impresión la aprendió en el proceso de elaboración del libro Shapono a finales de los años 90, y actualmente la utiliza para desarrollar obras de papel en gran formato en el taller durante sus períodos de estancia en Caracas.
Los dibujos que conforman este conjunto de trabajos cubren la totalidad del soporte en un orden de líneas horizontales y son todos de creación reciente, es decir, no pertenecen al conjunto de dibujos que tradicionalmente usan y aplican los yanomamis en canastas y cuerpos.
En las obras de Hakihiiwe están representados su mirada sobre la flora y la fauna : Ira mamiki (fruta de la palma garra de tigre) , Mapuu thoki (pequeña planta enredadera), Omawe (libélula), Pukupukumi (sapo fertilizando huevos), Yaro shinaki (plumas de pericos), Pasho Shina (cola de mono) y Hahoshi (culo de tarántula), así como también algunos elementos de la vida cotidiana Rerekewe (cuerpo de animal destasajado) y la incorporación de relatos míticos y creencias del pueblo yanomami, como es el caso de Omayari misi (Cielo que anuncia enfermedad) y Titiri ( La caída de la noche).



En la Bienal también presenta tres pinturas de un formato más pequeño que fueron realizadas entre 2018 y 2019 en papeles de caña y algodón y que muestran una obra plena de referencias culturales y contextuales a la inmensidad de la selva amazónica y el entorno de la comunidad donde vive.
En ellas nos deja ver de una manera sutil y delicada su preocupación por la fragilidad de su mundo, y su vulnerabilidad ante la avasallante amenaza de la minería, la contaminación, la invasión, y la colonización de su territorio.
Hii nomawe hipa (Árbol muerto) es, aparentemente, tan solo un árbol muerto con unas manchas blancas que cubren todo un troco despojado de vida, sin embargo, ese cuerpo inerte alberga una colonia de hongos, que representan una fuente de alimentación, así como también un indicador de que ese lugar está libre de contaminación.Raeasi (Palma de Chiqui Chiqui) muestra un hermoso ejemplar de esta palma, una de las decenas de variedades que existen en la selva y con las que cohabitan los yanomamis.
Ellas son fundamentales para su supervivencia, les proveen de alimentos (frutos y orugas que viven en ellas), de productos que le son útiles para la construcción (hojas para sus techos y paredes de sus viviendas) y también para rituales, objetos efímeros de decoración, salud y belleza.
Para cerrar este conjunto de trabajos presente en Venecia se muestra Titiri nahi (Casa del Chaman), un poste ritual preparado con gran solemnidad por el Chaman en donde reside su alma cuando entra en contacto con los espíritus (Hekura) e inicia un viaje que lo lleva a ver más allá de los confines de selva. Estos viajes le permiten ver el futuro y el pasado, estar omnipresente, hacerse de las fuerzas o características de animales simbólicos que los guían, y adquirir conocimientos para sanar las enfermedades. Esta obra, quizás, resume el equilibrio, la sabiduría y el respeto con que los yanomamis tratan a su amado territorio, Urihi, la selva.La obra de Sheroanawe Hakihiiwe es un gran archivo vivo, en construcción, de una memoria conservada y promovida por su inquietud artística, estética y racional; en la que sus dibujos y pinturas están planteados como el vínculo de entendimiento entre nosotros -los nape (extranjeros)- y los yanomamis.
En la galería Abra en Caracas hemos acompañado a Sheroanawe Hakihiiwe desde nuestra fundación en el año 2016 y nos sentimos muy orgullosos de su presencia en esta edición de la Bienal de Venecia en 2022. Agradecemos al comité organizador y a la curadora Cecilia Alemani la invitación.
Es nuestro deseo que este evento que permite una amplia visibilidad, sirva para generar conciencia sobre la fragilidad del Amazonas y de la vida que ahí se desarrolla para el bien de todos; y que podamos ver la importancia y el derecho que tienen los pueblos indígenas a continuar con un estilo de vida que les ha sido sustentable y beneficioso durante siglos.Levantemos la voz por la salud de la selva, del agua, los animales, las plantas, la tierra y los yanomamis.
Luis Romero + Melina Fernández TemesGalería
ABRACaracasAbril, 2022.