Pensábamos que Jean Luc Godard sería eterno, que nos acostumbraríamos a vivir con él, sus cripticismos y desplantes en Cannes por siempre. Pero hoy amanecimos, los que crecimos con su cine e influencia, con la peor noticia, la de su muerte (a los 91 años), que es la de una parte del cine moderno, vanguardista y total.
Se puede afirmar que ha muerto una historia del cine, que no volverá a repetirse.
Godard surgió como crítico en las páginas más indómitas de Cahiers Du Cinema. Luego estremecería al planeta con su ópera prima “Sin Aliento”, una de las primeras deconstrucciones del clasicismo, a su modo. Un filme que dividiría la historia en dos.
De hecho, los Youtubers sin saberlo, imitan el efecto Godard de romper la cuarta pared y cortar sobre el mismo plano, en un gesto que luego explotarán los cómics de Marvel, tipo “Deadpool” y ahora “She Hulk”.
Después, Godard hizo películas hermosas como “Pierrot el Loco”, “Masculino y Femenino”, “El Desprecio”. También nos deleitó con ensayos herméticos y nos polarizó con sus derivas políticas, las cuales constituyen su cuerpo de obra más discutible.
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Hoy me encuentro en un momento donde he hecho las paces con todo Godard, y que prefiero estudiarlo como quien profundiza en una de las filmografías más radicales y personales de la historia.
Falleció el gran autor, el padre de la nueva ola, el maestro iconoclasta de la política del autor.
Espero que sigamos honrándolo y que su legado permanezca tan fresco como su genuino espíritu de ruptura.
Paz a su alma.