China se encuentra ante el peor brote de covid-19 de la pandemia, que ha llevado a las autoridades a confinar a millones de habitantes y a preparar camas para hospitalizaciones de emergencia. La ciudad más afectada es Shanghái.
El país aplica la estrategia «cero covid», que consiste en hacer todo lo posible para evitar más casos. Esto implica someter a pruebas a grandes porciones de la población y a aislar a miles de personas en centros especiales o en hospitales.
La variante de ómicron BA.2, altamente transmisible, se ha extendido a niveles nunca antes vistos en China. Los 18 millones de habitantes de la ciudad portuaria de Guangzhou tuvieron que someterse a pruebas obligatorias de covid-19, después de que se detectaran infecciones la semana pasada. La mayoría de los casos se han identificado en Shanghái y Jilin, pero otras 29 provincias y municipalidades han reportado nuevos contagios.
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Las autoridades les preocupa que las protestas por falta de comida y los confinamientos en Shanghái se extiendan. Los ciudadanos de otras partes de China temen que medidas estrictas similares los puedan llegar a afectar.
En Shanghái, donde algunos residentes llevan semanas bajo confinamiento, las autoridades municipales anunciaron este lunes la flexibilización provisional de algunas medidas para los residentes en zonas consideradas de bajo riesgo.
Caos
Por redes sociales se han conocido varios videos de ciudadanos chinos en varias ciudades, incluida Shanghái, donde sus habitantes han optado por el suicidio.
Además, se han recogido videos del desespero de varios habitantes que desde sus casas gritan desesperados por no poder salir a las calles de la ciudad.
También se han reportado casos de personas que se han atrevido a desafiar las restricciones, pero son retenidas por las autoridades chinas, que con rudeza hacen que los ciudadanos cumplan los llamados para seguir previniendo los contagios de covid-19.
