Por culpa del Omicrón, pasé uno de los peores diciembres de mi vida, con algunas secuelas de las cuales estoy recuperándome: dolor de cabeza, fatiga y síntomas intermitentes de gripe.
Me ayudaron amigos y familiares, pero sobre todo el descanso y el acetaminofen.
No se lo deseo a nadie.
En concreto, salí positivo el 27 de diciembre y recién empecé a notar mejorías el 11 de enero. Saquen las cuentas.
En el medio, cumplí años el siete de enero, cogí fuerza para dar una vuelta en la mañana, pero en la tarde caí vencido por la jaqueca.
La del Omi es una enfermedad paradójica: una día amaneces con fuerza y vuelves a la normalidad, por la noche regresa la fiebre y te resignas a apagar la luz, para amortiguar el dolor.
Además, cambias rápido de humor y puedes terminar desesperado, si pierdes la paciencia.
El Omi produce dolores intensos a ambos lados de la cabeza, a la altura de la sien.
También provoca mareos, ganas de vomitar y síntomas de depresión.
No he querido hablar mucho del tema en público, para concentrarme en la recuperación y el trabajo.
Hoy, después de un mes, puedo respirar con calma y reconocer cambios en positivo, aun cuando las jaquecas y la fatiga regresan de vez en vez.
Agradezco poder vivir para contarla y a todas las personas que me acompañaron con resiliencia durante la recuperación, sobre todo Malena Ferrer, mi hermana y mis papás, mi familia, mis amigos del colegio y el trabajo.
El virus no es juego, obviamente, y amerita sumo cuidado por parte de todos.
Recomendable el uso del tapabocas, el distanciamiento social y llevar una vida saludable.
En mi caso, las vacunas funcionaron para amortiguar el golpe y no sufrir los estragos de la neumonía.
Seamos empáticos con quienes padecen las consecuencias del Covid y conversemos con respeto sobre el tema, para informarnos y curarnos mejor.
Hoy me animé a escribir en primer persona, pues desperté sin rebote y dolor de cabeza.
Gracias por su comprensión.
Les deseo bien.
La foto de la prueba sale negativo. Gracias a Dios tus síntomas no fueron tan intensos. En mi caso full vacunada de me activo el virus de la mononeuclosis junto con el covid, por eso la fatiga crónica durante 3 semanas. Mis síntomas de COVID fueron, problemas respiratorios agudos, fiebre intermitente durante 8 días, dolores en los huesos y músculos insoportables durante 10 días (el acetominofen ya no hacía efecto) frío interno que aún con calefacción no dejaba de temblar, escalofríos y leves dolores de cabeza. Fatiga extrema que lo que piensas es que vas a morir. Recuperación 3 semanas y poco a poco… secuelas dolores de espalda ya el cansancio desapareció. Resumen si no te ha dado piensas que es un juego no te descuides!