Por Edgar Rocca.
Pedro Almodóvar es uno de mis directores preferidos. Su proceso lo sigo, lo valoro y lo elogio. Cada película que hace para mí es un acontecimiento. Temprano en mi carrera, tuve la suerte de ver todo su cine en retrospectiva porque en mi lugar de trabajo se encontraba toda su obra. Incluso pude ver allí una copia de una de sus películas en súper 8. Etapa que el realizador exploró en sus primeros años y de donde se desprende un grupo de cortometrajes y dos largometrajes, pero que al no tener estreno en salas comerciales se consideran películas “amateurs” o de iniciación.
Pude ver en una copia rotulada por su compañía El deseo ¡Folle, folle, fólleme, Tim! Uno de sus dos largometrajes en súper 8, y acepto que me dio algo de seguridad y una comprensión amplia de esta carrera y, diría, que hasta de la vida. Donde fracasar está permitido, experimentar en el proceso de crear también y sobre todo, amar el narrar audiovisualmente. Aunque el resultado sea inconsistente. Todo eso vi y sentí que nos lo decía Pedro a las nuevas generaciones.
Mi cinefilia nace en 2010 y en estos 12 años he visto todo el cine de Almodóvar, el cual siempre me ha parecido cautivador y estéticamente logrado. He visto un grupo de sus películas en el cine. Siendo Dolor y Gloria (2019) la que más me ha gustado. Hoy en día casi toda su filmografía se encuentra disponible en las plataformas de streaming, lo que representa una prueba de que hablamos, probablemente, del más internacional de los realizadores en habla hispana.
El pasado 18 de febrero se estrenó Madres Paralelas en Netflix, protagonizada por Penélope Cruz y Milena Smit. Ya la película había perdido sus 8 nominaciones a los premios Goya de este año y tiene pendiente 2 nominaciones a los Oscars del próximo 27 de marzo a Mejor actriz para Penélope Cruz y Mejor música para Alberto Iglesias. Es principalmente, una nueva apuesta de Almodóvar al universo femenino que ha creado en 40 años de carrera.
Al terminarla, quedé insatisfecho y un tanto contrariado con la película. Reflexionando sobre ella, lo que me molestó diría que es como si Almodóvar hubiera perdido algo en el camino al realizarla. Su montaje es inconsistente en tanto no cohesiona la narración y por ratos aburre. No sientes que estás ante el mejor trabajo de la carrera de Penélope, a pesar del trabajo impecable comunicacionalmente de ella y su equipo.
Actoralmente hay momentos de Milena Smit que son destacados pero su propia inexperiencia como actriz hace que también sea inconsistente, la prefiero en su primer trabajo donde es sombría, oscura y totalmente convincente (No Matarás con Mario Casas, disponible en Amazon Prime). Pero claro, lo inconsistente o la poca cohesión del montaje va empaquetado en el trabajo de un gran autor, de una marca.
Los colores de siempre, rojo, amarillo, verde, apoyando los planos, alguna musa reconocible del pasado como Rossy de Palma, pero no fluye, no convence. La música lo intenta, se antoja como un artefacto que activa con efectividad las emociones, pero no es suficiente.
Al finalizar, lamenté que no me gustara. Recordé cuando comencé a ver su filmografía y decidí tomar 3 películas de forma aleatoria. Vi La mala educación, luego Mujeres al borde de un ataque de nervios y finalmente, Todo sobre mi madre. Ninguna me gustó. Luego vi Hable con ella, Los abrazos rotos y Volver. Todas me encantaron e hicieron que viera el resto de su filmografía. Ahora recuerdo Átame, Matador y Qué hice yo para merecer esto. Como películas que disfruté y recuerdo.
Volviendo a Madres paralelas, pensé por días por qué no me gustó y concluí que la razón especulativa es que Almodóvar ha quemado una etapa, ya no tiene nada que demostrar, domina el arte a un alto nivel y eso conlleva, no al éxito absoluto como inocentemente puede uno pensar, sino que algunas gozarán de aceptación total y otras no tanto, pero todas por arriba del estándar de calidad.
Lo mejor que puede hacer en este punto es lo que ha anunciado últimamente: su próxima película será en inglés con Cate Blanchett, la adaptación cinematográfica de Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlín (1936-2004). Cambiar de aires, dirigir a otras luminarias en otro idioma. Eso o buscar dirigir un seriado. Cosa que tampoco ha hecho.
Y en parte, entiendo que el salto a las series aun no lo haga, es un formato distinto, donde un autor pierde, necesariamente, su autoría, por lo largo del formato y lo resultadista del mismo, donde ajustar la fórmula es mejor que los pasajes destacados que un contenido pueda tener. Sin embargo, hoy en día son mas rentables las series que la estructura de producir cine.
Madres paralelas puede ser perfectamente una miniserie. Toca tantas aristas, tan distintas que 2 horas no son suficientes y no logran cohesionar el relato. ¿Es una película sobre la maternidad? ¿Sobre relaciones abiertas? ¿Sobre violencia de género? ¿Sobre violaciones de derechos? ¿Sobre el pasado de España? ¿Sobre el mundo de la fotografía? ¿Sobre el mundo de la actuación? ¿Sobre los padres desapegados? ¿Sobre la bisexualidad? Sí, es sobre todo eso. Y depende del espectador conectar con una, con todas o con ninguna de las temáticas que aborda. Por lo que obviamente el resultado será impar ni más ni menos.