lunes, marzo 20, 2023
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    ¿Disuasión?

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    Vuelven a soplar los vientos de la negociación. Los protagonistas de este intento son 25 venezolanos. Que han enviado una misiva al Presidente Joe Biden, solicitando con no poca ambiguedad y “candidez”, un nuevo acercamiento con el chavismo, que permita eventualmente flexibilizar las sanciones sectoriales que la Administración norteamericana mantiene sobre la economía venezolana. Con énfasis explícito en la industria petrolera. 

    Dialogar no debería ser nunca, en condiciones razonables, un hecho deleznable. La negociación es intrínseca a la convivencia en paz. 

    El meollo es cuando el cinismo ha pasado a ser un lugar común; cuando los argumentos son apenas una pantomima con barniz de pragmatismo económico y buenas intenciones.

    Este nuevo capítulo cae por el propio peso de su propaganda. 

    A mi parecer, las preguntas que nos debemos hacer los ciudadanos a partir de la lectura de la carta son: ¿dónde queda el contexto que nos brinda la historia reciente de robo y depredación? Bajo este status quo ¿hay capacidad de disuasión en la oposición para balancear la relación costos-beneficios, y llegar a algún tipo de acuerdo que se traduzca en una negociación efectiva: democratización, y en consecuencia levantamiento de sanciones?, ¿Existe la posibilidad real de emprender cambios estructurales en la economía? En definitiva, ¿ha cambiado en algo la naturaleza totalitaria del chavismo? 

    O, simplemente ¿buscan algunos transigir sin condiciones ante un nuevo contexto que a algún necio le ha dado por tildar de “Perestroika criolla.”?

    La ausencia de ciertas interrogantes en la discusión es razón suficiente para que sospechemos. Esto a pesar de que las viudas de Twitter hablen de 25 venezolanos “decentísimos”; o de la necesidad de mantener una actitud “positiva” ante este nuevo ensayo. La misma autoayuda y visión acrítica de los tiempos que corren.

    Pretender pues conversar con chafarotes, desde una posición de minusvalía y debilidad, es simplemente eso, pretensión. Una farsa. No puede haber estrategia alguna en ello. Por ahí andan los mismos de siempre vendiendo humo. Traficando con la esperanza de millones ¿Intereses inconfesables?

    La verdad es que con un músculo político, vetusto y flácido, no vamos a ningún lado. El chavismo estará instalado en el poder por mucho tiempo más, y la ciudadadanía seguirá padeciendo los caprichos de su proyecto de “transformación”.

    Estos 25 señores lo saben muy bien. Quedando entrampados en un lenguaje edulcorado, epidérmico, y sobre todo, acomodaticio e inofensivo.

    No es necesario urgar demasiado, para saber que las negociacionas exitosas requieren de la capacidad de disuasión de los actores involucrados. De eso se trató la Guerra Fría. Con ello se elevan los costos de no llegar a un consenso mínimo, y se evita, como si terminó sucediendo en 1982, un conflicto bélico: el enfrentamiento entre fuerzas Argentinas y Británicas por las Islas Falklands, o Malvinas, según sea el caso.

    En estos días se cumplen 40 años de aquel fatídico show que montaron los dinosaurios de la Junta Militar argentina, presidida por el infame Leopoldo Galtieri: la Operación Rosario. Mejor conocida como la invasión de las Islas Falklands. 

    En el nóvel podcast Battleground, el historiador británico Saul David entrevista a Richard Luce, Vice Secretario de Relaciones Exteriores para las Américas durante los primeros años del Gobierno de Maggie Thatcher. 

    Luce sería responsable, y actor de primer orden en las conversaciones que se llevaron a cabo en el seno de la ONU entre Argentina y el Reino Unido, y que culminarían sin resultado alguno apenas semanas antes de la invasión.

    El diálogo buscaba una salida diplomática a la disputa de la soberanía de las Islas. En retrospectiva, sabemos que unos milicos en declíve ya habían hecho su apuesta. Pensando entre otras, que una Gran Bretaña disminuida no actuaría. 

    Al final del día, las negociaciones no eran sino una puesta en escena.

    La dictadura no podía comprender la talla moral de personajes como el Almirante Leach. Mucho menos el peso histórico de una nación como el  Reino Unido de Gran Bretaña y el Norte de Irlanda.

    Volviendo a la entrevista, David le pregunta a Lord Luce cuál considera fue el error más significativo de la diplomacia británica. A lo que responde: “hemos debido enviar a los submarinos nucleares varias semanas antes, estos probablemente habrían disuadido a los argentinos de invadir”.

    Ergo, en toda negociación, sin poder real para desalentar a tu némesis, el fracaso estará asegurado. 

    No importa cuantas veces lo intenten.

    Las promesas irresponsables son una afrenta intolerable a los millones de venezolanos que lo han sacrificado todo.

    Como parte de la tragicomedia, Richard Luce y su jefe, Lord Carrington, renunciarían ambos a sus cargos por el fracaso de las negociaciones y por la torpe gestión de análisis de inteligencia.

    Una lección también para los vitalicios.

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