sábado, junio 10, 2023
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Estados Unidos, China y Taiwán: 5 razones de la guerra de los microchips

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5 razones explican la actual tensión bélica entre Estados Unidos, Taiwán y China, un conflicto de al menos 70 años, cuya resurrección despierta innumerables teorías y preocupaciones. Te resumimos las cinco claves de su confrontación.

1) Los microchips.

Taiwán es sede de la principal compañía de Microchips en el mundo, TSMC, cotizada en bolsa como décima empresa del globo. Los microchips son el nuevo petróleo y tienen de cabeza a la Cosa Nostra del Partido Único Chino, un grupo mafioso que no cree en la libre competencia de los mercados, sino en apropiaciones rapaces y salarios de hambre, destruyendo a la mano de obra. Por ende, China desea conquistar Taiwán para colonizar su industria de “semiconductores”. Sin embargo, Estados Unidos se interpone a las pretensiones de Beijing, protegiendo a Taiwán, debido a su relación comercial. Norteamérica necesita de los microchips de Taipei. Ellos mueven el tablero secretamente y producen la visita de Nancy Pelosi.

Estados Unidos, China y Taiwán: 5 razones de la guerra de los microchips 1

2) Una historia de humillaciones mutuas.

Tras la guerra civil en 1949, la sociedad China queda partida a la mitad. Los comunistas gozan de una victoria territorial, asegurándose el continente. Los nacionalistas buscan refugio en la isla de Formosa y fundan Taiwán, como estado independiente de China Continental, siendo solo reconocida por 13 países menores en términos diplomáticos. Los comunistas chinos desestiman a los disidentes taiwaneses, pensando controlarlos a la distancia, permitiéndoles una autonomía que parece condenarlos al aislamiento de una república del tercer mundo. No obstante, la resiliencia taiwanesa rinde sus frutos, al convertirse en una potencia regional y cibernética, un ejemplo de tigre asiático que pone a sudar de los nervios a las autoridades de la China continental. Se consuma la venganza taiwanesa, demostrando que es posible el sueño de una china nacionalista, democrática y capitalista. Interesados leer el libro de Ian Buruma “Elementos Perniciosos”. Según él: “los taiwaneses se han rebelado contra la autocracia y han establecido la primera democracia en territorio chino”, haciendo una transición de un gobierno militar a la de un país con elecciones transparentes. Una hazaña que es digna de admiración y de replicar. Pero que genera el encono y el odio en la oligarquía de los barones de Pekín.

3) El plan militar de China sobre Taiwán.

China se embarcó en la modernización de sus fuerzas armadas, apertrechándose y subiendo el costo de su presupuesto de defensa, hasta colocarse solo por detrás de Estados Unidos en inversión bélica. La obsesión del último presidente Chino es la de alcanzar a Estados Unidos y superarla como potencia militar. Por eso se ha cubierto con una montaña de juguetes y cohetes, a los que quiere darle uso. No en balde, lleva tiempo en estado de amenaza y ante cualquier movimiento, como el de ayer de Pelosi, saca sus garras y dientes, lanzando misiles y ordenando movimientos tácticos de tropas. Se sabe que desea empezar por anexionarse a Taiwán, animado por la invasión de Putin a Ucrania. Si usted es de lo que cree que todo comenzó con Pelosi, investigue mejor y confirme que el plan de China sobre Taiwán es antiguo y responde a un esquema no resuelto de la guerra fría.  La visita de Nancy parece acelerar el escenario que ha sido analizado y estudiado por múltiples tanques de pensamiento, donde China pretende descargar su furia reprimida contra Taipei, incluso con la amenaza de desatar un caos nuclear.

4) Escalada bélica en Asia.

Ni cortos ni perezosos, todos los países del continente asiático han aumentado su gasto en defensa, preparándose para evitar agresiones Chinas y Coreanas(del Norte). Los gigantes asiáticos compran a manos llenas, algunos a Estados Unidos, movidos por el mapa de guerra mutua asegurada que les marcó China. Las naciones asiáticas salieron relativamente bien paradas de la pandemia en lo económico. Sufrieron menos que Europa y blindaron mejor sus fronteras. Las tendencias populistas y dictatoriales en boga, entre Filipinas e Indonesia, suponen una preocupante tendencia, favorable a los intereses chinos por matar la democracia con bombas y uniformados. Así, el continente asiático va camino de ser un continente militarizado y armado hasta los dientes, en el que cualquier chispa puede encender la pradera. Por tal motivo, la insistencia de la Casa Blanca en brindar protección a la pequeña Taiwán.

5) Los problemas de Biden.

Finalmente, el conflicto actual entre China y Taiwán, se inserta en el período crítico de Joe Biden, que arrastra un sinfín de reveses en materia de política exterior, aunque no lo quieran reconocer los demócratas: fiasco en Suramérica al permitir su viraje hacia la izquierda bajo potencial dominio de China y Rusia, fracaso en Ucrania, recesión económica en USA, reinicio de las enemistades balcánicas, y por si fuera poco, un pronóstico fúnebre en las elecciones de medio término.

Por tanto, la ida de Pelosi a Taiwán se enmarca en la campaña de los demócratas, por lucir mejor en la política exterior que en el plano de la resolución de los problemas urgentes de la economía doméstica. De ahí que Biden se anote un triunfo momentáneo con la muerte de uno de los sucesores de Bin Laden en Al Quaeda, Ayman al-Zawahiri.

De modo que la estrategia de Biden se nos antoja evidente y limitada: levantar su imagen alicaída con potes de humo de conflicto, con gestos de protector y salvador del planeta. De acuerdo con que preste apoyo incondicional a Taiwán. Nadie se lo discute.

El asunto es que el amago le alcance para ganar su guerra contra la economía, que lo lleva por una calle ciega de amargura y derrota.

Si el empeño es provocar un conflicto, para dinamizar la economía en tiempos de guerra, pues los números no están arrojando los datos que otorguen confianza a los inversionistas.

Obviamente, Trump no era un genio, pero algo hizo para mantener mejor a los mercados y a sus enemigos a raya, sin generar una anarquía planetaria.

Irónicamente, Biden que aparenta no matar una mosca, vive de echar leña al fuego y de protagonizar un mandato que ahora mismo tiene demasiados frente extranjeros que atajar, en vez de priorizar los internos. Veremos qué pasa con él.

Y esperemos que Taiwán siga siendo ejemplo de resistencia para Venezuela.  

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Sergio Monsalve
Sergio Monsalve
Director Editorial Observador Latino. Comunicador social. Presidente del Círculo de Críticos de CCS. Columnista en El Nacional y Perro Blanco. Documentalista, docente, productor y guionista.

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