viernes, junio 9, 2023
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La simbología diabólica en Teléfono Negro

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The Black Phone es una película de terror cargada de una simbología poderosa, rica para semiotizar.
Remite al armado filosófico y freudiano de clásicos del género como “Psicosis”, con sus historias de seres desdoblados con trastornos edípicos.
Las máscaras del psicópata exponen su origen diabólico, pero también su costado de clown, de payaso esquizofrénico, inspirado en John Wayne Gacy, quien cometió sus asesinatos de menores en la misma época donde transcurre el filme, entre 1972 y 1978.
En tal sentido, compagina con la teoría de Jameson acerca del desgarro americano y la totalidad como conspiración, bajo la sombra del fin de la era Nixon.
Un sentido de la paternidad se quiebra, así como de unas familias trastornadas por la crisis y la violencia doméstica.
El tema del bullying sigue vigente, en la estructura dramática del largometraje, evocando sucesos históricos y del presente con los tiroteos escolares.
Las escuelas son espacios ominosos y peligrosos, llenos de acosadores y peleas cuerpo a cuerpo.
Scott Derrickson ha rodado una película clave en su carrera, despojada de efectismos baratos y prescindibles, abstracta y dura en su desarrollo argumental, visiblemente influida por la literatura de Stephen King.
Por ende, ingresa a mi lista de lo mejor del año, y la considero superior a la cuarta temporada de “Stranger Things”.
A Derrickson, a diferencia de los Duffers, no le interesa vender humo con guiños de metalero poser o estiramientos innecesarios del plot.
Le basta con una casa, tres personajes y un rompecabezas mental, cuyas dimensiones alegóricas hablan de la actual reinado de las pesadillas en el inconsciente colectivo.
Un mundo “IT”, donde los chicos son la única respuesta frente a la corrupción moral de sus padres.
La solución es enfrentarlos y superarlos como demonios represores, para liberarse.
Para estudiar bien a la casa de “Teléfono Negro”, recomiendo leer “La Poética del Espacio” de Gastón Bachelard.

Pienso que la escalera, la ventana, la celda de castigo, el sótano y la cocina, pertenecen a un diseño de arte que entiende de comunicación sugestiva, retratando las relaciones de poder y de cultura que se imponen de arriba hacia abajo, buscando cambiar y poner patas arriba el orden establecido por el secuestrador.
Como sea, Derrikcson está jugando en otra liga.

Sergio Monsalve
Sergio Monsalve
Director Editorial Observador Latino. Comunicador social. Presidente del Círculo de Críticos de CCS. Columnista en El Nacional y Perro Blanco. Documentalista, docente, productor y guionista.

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