El proceso de globalización ha generado un cambio profundo en el Mundo y en el Mercado del Arte planetario donde nadie se quiere quedar rezagado. Así en el mundo musulmán, dejando atrás la época cuando los clérigos vetaban la compra de desnudos femeninos, se están construyendo museos con el Louvre como modelo.
China y Corea del Sur están entrando con sus artistas con mucha fuerza en occidente y gente como Zhan Xiogang, Al Wei Wei o Zeng Fanzhgi de China o Nam June Paik de Corea están penetrando muy bien en el mercado occidental y esos países ahora son grandes consumidores de arte norteamericano para sus museos y todo ello ha impulsado hacia arriba el valor de todo tipo de obras de los artistas globales.
Hay incluso artistas como el japonés Murakami que se desplazan en sus aviones privados entre las capitales del mundo donde tienen sus propios talleres, de modo que la tendencia es que los artistas del futuro sean más costosos que los del pasado.
Si en los noventa uno de los 104 cuadros de Van Gogh que existen se vendió en 90 millones de dólares, y el precio asombró al mundo, y desde hace quince años con la venta de su memorabilia ya está dando ganancias a la corporación japonesa que lo compró en los años noventa. Pero la venta reciente de un Marilyn de Warhol en 175 millones de dólares no le dio a la gente ni frío ni calor.
La tendencia es que los grandes artistas del presente y del futuro superen en precio a los grandes maestros del pasado. Pero esos precios son, además de la confianza en el capitalismo y la globalización, una muestra de lo que vendrá. Por el contrario, los grandes artistas rusos del presente como Ilya Kabakov y la bella Irina Nakhova se han estancado o bajado en sus precios desde la llegada al poder del señor putin.
Por supuesto, estos grandes precios han impulsado hacia arriba el valor de toda la producción de los grandes artistas globalmente reconocidos, especialmente norteamericanos. Un amigo alto ejecutivo financiero en una importante casa de subastas me comentaba como trepaban los precios día a día y la definía como una locura.
