Les recomiendo “Munich en vísperas de una guerra”, disponible en Netflix. Generará una conversación necesaria y productiva, en el país, por sus temas políticos, sobre el arte de la guerra, en tiempos donde Neville Chamberlain negociaba con Hitler, para contenerlo con los aliados.
En el filme se proponen tres visiones arquetípicas diferentes: la del miembro de la oposición y la resistencia en Alemania, la del estadista de vieja guardia condescendiente y diplomático, la del joven británico que propone ideas frescas, siendo testigo del inevitable colapso.



La película se destaca por su puesta en escena, donde figuran actores de la escuela británica y alemana, haciendo papeles convincentes. Por el lado británico, prevalece la interpretación de Jeremy Irons, como un Chamberlain menos predecible y caricaturesco, más lleno de matices.
El Chamberlain de Irons representa los defectos de una burocracia, un tanto anquilosada y genuflexa ante los nazis, a veces superada por su pensamiento pacifista de respeto al derecho internacional.
Su época dará paso, inevitablemente, al enfoque de otra generación, encabezada por Churchill, que decidirá derrocar al Fhurer por la fuerza. “Munich” no solo expresa sus conceptos con palabras y argumentos dramáticos, sino que maneja un lenguaje cinematográfico sugerente.
Por ejemplo, una de las mejores secuencias resume parte del subtexto del guion, al mostrar a Chamberlain ofreciendo un discurso populista delante de las cámaras, mientras su secretario lo escolta, conociendo la realidad que encubren las palabras del primer ministro.
El secretario eleva la mirada y las nubes anuncian la tormenta de la segunda guerra mundial. Ahí se resume parte de la elocuencia audiovisual del filme, una cinta con el rigor de los vibrantes thrillers políticos de la posguerra y el clasicismo noir de los setenta.
No en balde, las imágenes tributan a dos maestros del género: Alan Pakula(Todos los hombres del Presidente) y Alfred Hitchcock, a quien se le rinde homenaje a través del manejo del suspenso, el uso de la música y la sección de créditos que alude al trabajo cinético de Saul Bass.
“Munich en vísperas de una guerra” es una sorpresa del 2022, acaso la mejor película histórica que hemos visto en el año. Compárenla con Venezuela, cuyo presente admite parecidos razonables con el trasfondo del filme, bajo el dilema de la paz, el diálogo o la guerra.
Por último, participan tres grandes actores alemanes. Mi favorito es Ulrich Matthes, el intérprete que se reserva el rol de Hitler, proyectando sus complejos intelectuales y culturales. Por cierto, es el mismo actor que encarnó a Goebbels en la película Downfall.
Es la precuela, no oficial, de la película “Darkest Hour“. Una es antecedente de la otra. Ambas nos interpelan para tomar acciones en presente.