Hoy todos hablamos de una u otra cosa, unas espero que amenas, otras preocupantes, pero en el fondo el problema real de nosotros en todo el Mundo es Ucrania y parece que nos olvidamos.
Y es Ucrania porque el problema del mundo es Putin que por su ambición política es como Hitler antes de la guerra mundial que afectó a todo el planeta. No se trata de socialismo trasnochado o capitalismo con rostro humano, más bien me parece que ahora son modelos culturales. Si bien puedo entender que Rusia es la víctima principal de Putin, es también su arma más peligrosa que la está usando a rabiar.
Y no es solo Putin sino también el gigante chino que está agazapado como caimán en boca de caño viendo como Occidente y la Cristiandad se desangra en Ucrania, seguramente para sacar ellos provecho económico y político después.
Ambas naciones viven en tiranías con gobernantes que ni piensan como demócratas ni como occidentales, mientras el liderazgo occidental es poco menos que patético, desde el señor Biden hasta el señor Bolsonaro.
En Rusia, Cuba o en China y Venezuela el socialismo no es más que un slogan, lo real es el despotismo de unos cogollos. China hoy es de los hijos de los que hicieron la Revolución China a finales de los años cuarenta del siglo pasado, que es despotismo puro y duro y aquí es el propio cogollo militar que gobierna y el tonto de maduro es solo una máscara civil del poder.
Puede que al amigo lector le parezca un argumento apocalíptico o atolondrado pero ni el mismo Carlos Marx pudo explicar su teoría cuando escribió su libro referido al tema en un texto titulado El Modo de Producción Asiático. Así que ni viviendo en Beverly Hills, o en Quinta Avenida, o en Mariscal Foch o en Salamanca en Madrid usted está al margen del problema. Así que enfrente la realidad.
